Sufriendo como nunca y dejándose hasta el último aliento, hasta la última gota de sudor, el Betis dio un paso más hacia su sueño de volver a ser campeón de la Copa del Rey eliminando al Rayo Vallecano en el Benito Villamarín. Un título que los verdiblancos lograron en 1977, tras una histórica tanda de penaltis frente al Athletic Club, y en 2005, frente a Osasuna con un agónico gol de Dani a cinco minutos del final de la prórroga, y que buscarán de nuevo el próximo 23 de abril en La Cartuja frente al Valencia.

Para ello, los de Pellegrini, haciendo bueno el 1-2 de la ida, tuvieron que encomendarse a Borja Iglesias, suplente de inicio, pero que estuvo en el sitio para marcar el 1-1 en el tiempo añadido anulando un golazo tremendo de Bebé a 10 minutos del final. El Panda, aprovechando una gran acción de Joaquín y Canales, selló el regreso del Betis a una final de la Copa 17 años después y llevó la locura a las gradas del coliseo heliopolitano, donde más de 50.000 almas se dejaron la garganta para empujar a su equipo a otra cita con la historia.