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El Betis, otra vez en caída libre

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Se podía justificar el bache por muchos aspectos y el juego ante el Valladolid salvó al Betis unos días de un análisis más crítico pero quienes anunciaban que esto no era pasajero ya tienen el dato objetivo a su favor: dos puntos de los últimos quince posibles y eliminación copera por el camino.

 

 

El Betis no es el mismo, no. Piensa y actúa diferente. Se echa de menos a sí mismo y ve de lejos el fútbol y la pegada que tuvo en un tiempo. Ahora no es capaz de marcar.

Sigue sin hacerlo en jugada desde el día del Levante (ya son siete partidos) y en global desde el 1-1 ante el Athletic. En Cornellá-El Prat se vio a un Betis con posesión a ráfagas pero plano en su concreción del juego, con mala lectura de la situación por parte de Mel y ante un bloque mejor plantado y sereno.

El gol de Sergio García, que no mostró pena alguna en la celebración, en el arranque sirvió para que el Español engordara en su confianza y el Betis incidiera en un bache que recuerda a los de las dos últimas temporadas y deja al Betis tocado en una semana que será muy muy larga. El bache se nota en un aspecto: empata cuando merece ganar y pierde cuando debía llevarse un empate. Y no levanta cabeza.

Como informa Mateo González en alfinaldelapalmera.com, el Español supo llevar el partido a su terreno. Comenzó con pegada, pues en un abrir y cerrar de ojos marcó Sergio García tras una buena dejada de cabeza de Stuani, que saltó por encima de Nacho, su par en la banda, y el exbético tuvo tiempo de sobra para armar su pierna derecha en la frontal debido a la torpe indecisión de Paulao, quien fijó su sitio sin cerrar los huecos. Lanzó Sergio García, el balón se envenenó lo suficiente en Paulao y tocó el palo una vez que superó a Adrián para alojarse entre las redes. El 1-0 dificultaba la empresa verdiblanca, que ya traía un peso psicológico por el poco rédito de los encuentros anteriores. La sensación de bache crecía. Sergio García no tenía dudas en celebrar el tanto sin importarle su pasado, aunque tampoco le guardan mucho cariño por Heliópolis.

La posesión era para los béticos, que aprovechaban buenos minutos de Campbell para buscar profundidad y los movimientos de Jorge Molina entre los centrales, aunque el alicantino no iba a tener su noche en el remate. Unos metros por detrás, Beñat sí se mostraba con signos de recuperación pero Nono desaparecía entre kilómetros inútiles y era Rubén Pérez quien sostenía al bloque. En la banda derecha, como castigado, permanecía Pabón. Desubicado por orden de Mel, el colombiano no puede mostrar todo su potencial en una zona que le es desconocida. De hecho, el técnico optó por el cambio de bandas con Campbell durante la primera mitad, aunque con un rendimiento también discreto.

El Betis se atascaba en ofensivas inconclusas. Unas veces por su horizontalidad, otras por laimpericia en los metros finales y la mayoría por esa falta de último pase que no encontraron ni Nono ni Beñat. Un disparo duro del vasco cerca del descanso, un córner cerrado que botó en el larguero y los amagos de Molina fueron quizás lo más peligroso de los béticos, mientras que en el Español Verdú mandaba en la zona ancha y Sergio García tenía en vilo a los centrales y a un Adrián quizás algo alterado. El Betis defendía con muchos y recibía jugadas temibles y atacaba con pocos sin encontrar rendimiento. Un caída de Pabón muy cerca del área que no era pitada por Gil Manzano era la protesta heliopolitana en una jugada que debió acarrear la amarilla a un Mattioni que debió ser expulsado pero que fue sustituido por Aguirre.

A Mel no le quedaban más cambios ofensivos que Juan Carlos y Molins en un banquillo huérfano de hombres de vanguardia, pero ni siquiera iba a utilizar a ambos. El partido se convertía en ida y vuelta constante y el Betis no dominaba nada. Lento en la transición, el bloque de Mel no metía en apuros a la defensa del Español y Casilla apenas aparecía ya en los planos. No remataba a puerta el Betis cuando más lo necesitaba e insistía en la sensación (y dato objetivo) de que cuando va perdiendo no sabe reaccionar. El partido se va muriendo sin mucha solución. Adrián incide en su nerviosismo con una jugada con Sergio García que pudo ser penalti, como otra de Nacho con Stuani. Ahí se compensa la balanza de la polémica. Al Español le interesa parar el juego con faltas y al Betis se le va el ritmo al garete. Mel activa los cambios pero ninguno responde. Entra Juan Carlos por Nono para que Pabón se vaya arriba. Y nada. Luego el equipo se descabeza y le entran prisas torpes que provocan imprecisión constante. Los restantes cambios no hay quién los entienda con 1-0 en contra: salen Ángel por Pabón y Perquis por Paulao. Los minutos finales son un quiero y no puedo que justifican una derrota del Betis, que enlaza un dos de quince preocupante y que se veía venir. Estancado ya fuera de Europa y con la moral en horas bajas. Semana larga y con concentración para recibir al Málaga. Alarma en verde y blanco.

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